A menudo evito transitar por ciertos lugares de la ciudad en los cuales la naturaleza ha sido
devastada por la urbanización descontrolada arrasando árboles, espacios verdes, que eran
refugios para la biodiversidad, estos lugares daban un sentido de identidad, pertenencia y
bienestar. Me invade un sentimiento de desolación, tristeza y de impotencia, este
sentimiento tiene un nombre Solastalgia, este concepto es acuñado por el filósofo
australiano Glen Albrecht en 2005 en su libro “Las emociones de la tierra” y es un
sentimiento que experimentan las personas que ven como su entorno se ve destruido
principalmente por el quehacer humano.
La Solastalgia es un sentimiento profundo y desgarrador que experimentan especialmente
las comunidades indígenas, quienes tienen una conexión espiritual con la naturaleza. La
degradación ambiental, la contaminación y los incendios forestales de sus tierras no solo les
afecta físicamente, si no que los empuja a abandonar sus hogares y desplazarse hacia
ciudades. En este éxodo se altera significativamente sus vidas, teniendo que dejar atrás
tradiciones y costumbres que han sido heredadas de sus antepasados. Como consecuencia
según estudios se observan importantes aumentos en la tasa de depresión y suicidios dentro
de estas comunidades, el desarraigo y la pérdida de su entorno natural representa una
profunda angustia existencial.
Las personas con una conciencia ambiental más desarrollada y un fuerte apego emocional a
los lugares que habitan suelen experimentar mayor angustia ante la crisis climática. La
creciente frecuencia e intensidad de los desastres naturales afectan su bienestar psicológico,
ya que presenciar la degradación del entorno natural resulta especialmente perturbadora
para ellas.
Esto nos pone en evidencia la importancia de la naturaleza en la salud mental de las
personas. Desde universidades nacionales nacen innovadores programas pilotos de baños
de bosque que permite a doctores recetar a sus pacientes visitas a parques y mantener
contacto con la naturaleza, como terapias de salud mental, esta medida ha sido un éxito en
países como Canadá, Nueva Zelanda y Japón.
Espero que, en un tiempo no muy lejano los sentimientos de Solastalgia se conviertan en
un recuerdo remoto. Y que estos nuevos conceptos nos ayuden a salir del Antropoceno.